¿Cuáles son las mejores estrategias para ofrecer promociones y descuentos?
Las empresas han tenido la loca idea de que ofrecer promocionar y descuentos a productos o servicios requiere de mucho esfuerzo y dinero. Si bien, es necesario el esfuerzo de marketing en cuanto a segmentación de mercado y a publicidad (campaña publicitaria), si sabe realizarse correctamente es más fácil, rápido y económico de lo que se piensa.
Siguiendo estas 8 estrategias el proceso será más efectivo:
Promoción en redes sociales. Básico y muy importante. Mantener activos los perfiles en los que la empresa esté presente es clave. Se tiene que presentar la información detallada de lo que se ofrece y estar muy pendiente de la retroalimentación del internauta.
a. Las campañas de marketing en cada red social son muy efectivas y económicas. Si no se conoce mucho sobre el tema online, lo más recomendable es contratar a alguien con conocimientos que mantenga al tanto al directivo de todas las métricas de cada red social.
Muestras gratuitas. También es un clásico que no falla. Puede solicitarse permiso en plazas o centros comerciales, escuelas, oficinas (incluso afuera del propio local) y regalar muestras del producto.
a. Este procedimiento puede ser más sofisticado si se congrega a los clientes más importantes y se realiza una reunión especial fuera de la empresa para ofrecer el producto junto con la conveniente promoción y descuento, aunque esta estrategia resulta más costosa y depende bastante del giro o tipo de producto (por ejemplo, puede funcionar bastante bien para un restaurante o una perfumería).
- Email marketing. Se centra en enviar boletines a los posibles clientes con toda la información sobre nuevas promociones, descuentos y cualquier novedad que se tenga. De hecho, también es bastante factible enviar cupones de descuentos a los clientes más fieles y pequeñas promociones para aquellos posibles nuevos clientes.
Repartir cupones uno a uno. Es decir, cambaceo. Es una forma un tanto primitiva y ciertamente no tan efectiva como las anteriores, pero podría llegar a funcionar. Los cupones pueden ser impresos en blanco y negro para que no sea tan costoso y se llevaría a cabo únicamente mientras dure la promoción o el descuento.
- Alianzas con otros negocios. Buscar alianzas con empresas que sean compatibles con el giro de la compañía, nunca con la competencia. Pueden imprimirse boletines o cupones de descuento que el aliado estratégico entregaría cada vez que alguien entre a su local y viceversa.
Poner en marcha un concurso. Empezar un concurso donde el (o los) premio (s) sea un producto propio. La convocatoria y las bases pueden anunciarse en las redes sociales, mediante campañas online y offline (medios tradicionales) y por email marketing: además pueden existir premios de consolación como cierta cantidad de cupones de descuento.
- Contactar con bloggers y youtubers. Realmente este punto es un poco más complicado que los demás. Se trata de conseguir influencers, es decir, personas con suficiente influencia y tráfico en sus sitios web o redes sociales, para que muestren y promocionen los productos.
8. Publicarse en un directorio de descuentos. Se puede buscar en un sitio de comparación de productos dónde se publican los descuentos que podemos ofrecer. Un ejemplo de esto es la página de descuentos de softwares y comparaciones entre los diferentes programas.
Contactar a esa persona puede ser algo exhaustivo, depende del influencer si cobra o no por anunciar (en efectivo o en especie) y habría que acordar las condiciones de los descuentos con él/ella. Es complicado, pero dependiendo del público meta de la empresa y del influencer, puede ser muy redituable y beneficioso para ambas partes.
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Promoción en redes sociales. Básico y muy importante. Mantener activos los perfiles en los que la empresa esté presente es clave. Se tiene que presentar la información detallada de lo que se ofrece y estar muy pendiente de la retroalimentación del internauta.
Repartir cupones uno a uno. Es decir, cambaceo. Es una forma un tanto primitiva y ciertamente no tan efectiva como las anteriores, pero podría llegar a funcionar. Los cupones pueden ser impresos en blanco y negro para que no sea tan costoso y se llevaría a cabo únicamente mientras dure la promoción o el descuento. 

Publicidad. Existen muchas empresas que cobran a los anunciantes la publicidad en sus establecimientos o en sitios web. Un ejemplo muy claro de esto es YouTube. Aunque también existe esta posibilidad para revistas (digitales e impresas), blogueros, tiendas online o páginas de facebook. La única restricción es que cualquier plataforma o tienda que se utilice para este efecto debe contar con tráfico bastante alto con la finalidad de que reditúe para ambos (anunciante y comerciante).
Subscripciones. Si bien este método no siempre resulta gratuito, da la opción de que la suscripción pueda pagarse en plazos semanales, quincenales o mensuales (que es lo más común) y sin ninguna restricción de uso. Un ejemplo sería Netflix. Por supuesto que, como se menciona en el primer punto, la suscripción también puede ofrecer un artículo completamente gratuito a cambio.
Productos o servicios complementarios. En este caso se ofrece un artículo o servicio gratuito que funcione como aditivo al artículo adquirido. Si se venden consolas de videojuegos, puede ofrecerse gratuitamente un control extra o un juego; si es un servicio de reparación de coches, puede ofrecerse el lavado y encerado gratuito.
Muestras gratuitas en supermercados. Este es modelo más personal y más común. Un demostrador (a) es contratado para entregar muestras del producto gratuito a todos los consumidores del supermercado. La desventaja es que podría únicamente funcionar con alimentos y es altamente probable que si al consumidor le gusta el producto, busque uno similar más económico. Lo cierto es que, gran porcentaje de las personas que prueban el producto, terminan comprándolo.
2. Comunicación personalizada. Emails, notas de voz, whatsapp, mensajes privados por redes sociales, cartas, boletines por correo, llamadas, etc., todo aquello que deba ser enviado al cliente o prospecto para dar seguimiento tiene que ser personal. No es profesional estandarizar mensajes y enviarlos a todos los prospectos como si todos necesitasen lo mismo, no funciona bien de esa manera. Lo correcto es que cada interacción lleve el nombre de la persona junto con algunas palabras amables que recuerden alguna situación que el prospecto vivió o está viviendo; por ejemplo: preguntar por la familia, si alguno de los familiares ya salió de la situación en la que se encontraba, cómo le va en el trabajo, etc. Esa clase de atenciones son un plus siempre.
5. Tratar de responder siempre de inmediato. Súper importante. El cliente podría tener prisa, podría ser urgente. Tener gente al pendiente de la respuesta a los clientes puede ser la línea entre perder muchos prospectos y
6. 
Hace perder tiempo y recursos. Algunas veces los clientes no saben lo que quieren y a pesar del esfuerzo de la empresa por guiarlo, este cliente no se decide. Hace que el personal pierda tiempo, esfuerzo y probablemente recursos (si –por ejemplo- ha solicitado muestras gratis). Si el cliente no se decide en un tiempo razonable, probablemente no desea comprar. Ante tales clientes la opción más asequible es dejar que se vaya.
Constantemente solicita descuentos especiales. Por supuesto que es importante ofrecer descuentos a clientes fieles e incluso a nuevos clientes (para atraerlos). Sin embargo, los clientes malos buscan el regateo siempre y en todos los productos y servicios. Las empresas no pueden darse el lujo de rebajar precios o proporcionar descuentos desmedidos únicamente por la necesidad de un cliente y mucho menos si es constante. El negocio debe aceptar que ese cliente es así, no cambiará y no hay nada que hacer, simplemente es un mal cliente.
Humilla a los empleados. Muchos clientes se sienten “intocables” sólo por el hecho de ser clientes, pero ya no debe funcionar así. No es recomendable desautorizar a un empleado sin antes conocer la situación. Algunas veces los clientes tienen razón en su molestia y otras veces no, pero nunca existe un motivo lo suficientemente relevante para que un cliente trate mal a un empleado. El empleado es un colaborador y pieza fundamental de cualquier negocio. Es preferible que un mal cliente se vaya que dejar ir a un buen empleado.