¿Cómo hacer sentir bien al cliente?
Hacer sentir bien al cliente no es tan difícil como parece. Se trata, básicamente, de conocerlo y entenderlo a niveles que ellos lo noten y lo puedan experimentar.
A continuación se enlistan 9 trucos básicos para hacer sentir bien el cliente desde el primer contacto con la empresa:
1. Amabilidad. Esta es la forma más simple de hacer sentir bien a alguien, no únicamente a un cliente, sino a cualquier persona con quien se tenga relación. Decir: “por favor” y “gracias” es el resultado de una buena educación que nunca está de más. Las respuestas hacia el cliente siempre deben ser amigables y comprensivas, intentado emplear un tono de voz afectivo genuino.
Se debe recordar que la amabilidad exagerada o forzada no es bienvenida, así que los gestos honestos de cordialidad son la mejor forma de lograr que un cliente regrese completamente satisfecho.
2. Mostrar una sonrisa honesta. Un gesto más de amabilidad genuina. La sonrisa honesta abre muchas puertas y hace sentir al cliente bien recibido. Por lo tanto, debe practicarse con cada consumidor grande o pequeño.
3. Tratar de no olvidarlo. Cuando un cliente es recordado, se siente importante. Siente que su compra o su estadía en la empresa no fue en balde y que significa algo para la misma (y para los empleados y dueños, por supuesto). Este truco resulta aún más efectivo, si se le recuerda por su nombre de pila, aunque es imposible que se recuerde a todos los consumidores cuando son grandes cantidades de ellos, es bastante efectivo que su rostro (al menos) pueda ser identificado, sobre todo si es un cliente frecuente.
4. Escucharlo y tomar en cuenta sus opiniones. Otra forma muy sencilla de hacer sentir bien al cliente es poniendo atención a sus necesidades, deseos, ideas, sugerencias, críticas y quejas; y no solamente escucharlas atentamente, sino atenderlas a la brevedad (en la medida de lo posible). Que el cliente note que la empresa se preocupa sinceramente por mantenerlo satisfecho.
5. Dar al cliente lo que quiere y más. Preocuparse por superar las expectativas del cliente todos los días. Las buenas relaciones con el cliente se forjan desde el momento en el que es bien recibido, hasta el momento en el que sale de la tienda o empresa completamente satisfecho y con más de lo que esperaba recibir.
6. Cumplir las promesas siempre. Una empresa que no cumple lo que promete genera disgusto y desconfianza. Por consiguiente, pierde clientes y relaciones comerciales a largo plazo. Si no es posible cumplir con algún ofrecimiento, es preferible evitarlo; esto refleja cierta integridad y valores empresariales.
7. Aclarar dudas. Gran parte de la necesidad de escuchar al cliente es que se sienta seguro de que su opinión es relevante. Por ello es de suma importancia aclarar sus dudas lo más eficazmente posible, cuanto antes, mejor. No es para nada recomendable que el usuario se retire con preguntas sin contestar o respondidas a medias porque da motivos suficientes para pensar que probablemente el producto o servicio ofrecido no es tan bueno como parece.
8. No hablar mal de la competencia delante de un cliente. Punto clave que muchas empresas, sobre todo pequeñas, siempre hacen inadecuadamente. Hablar mal de la competencia da a pie a que el cliente desconfíe y piense mal de los valores organizacionales.
Si un cliente se expresa positivamente de la competencia, lo mejor es guardar silencio y escuchar atentamente, si se considera recomendable refutar, es posible hacerlo, pero siempre educadamente y únicamente comentando los beneficios del propio producto o servicio.
9. Tratar bien a los empleados. Aunque no lo parezca, algunos clientes suelen prestar atención a gran parte o a todo lo que surge alrededor de la empresa. Podría llegar a generar desconfianza si el cliente observa el maltrato hacia los colaboradores.
Además, más allá de lo que consumidor observe, un empleado molesto podría no ser siempre el más amable. Así que, una manera de tratar bien al cliente, es tratando bien a las personas que trabajan bajo nuestro mando.
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Encuestas en la página web o redes sociales. Este punto es el más “laborioso”, por así decirlo, pero no menos efectivo. Es una forma de medir la publicidad, pero también de revisar y analizar la satisfacción del cliente. Funciona en los dos sentidos si sabe cómo emplearse adecuadamente.
Click through rate (CTR). Conocido como porcentaje de clics en español. Es el número de personas que dieron clic a la publicación entre el alcance total. Esta métrica indica el atractivo del encabezado y la relevancia del contenido para la audiencia.
Tasa de conversión. Se obtiene dividiendo el número de persona que realizaron la acción entre la audiencia total (es decir, el número total de personas que vieron la publicación) y multiplicando el resultado por cien.
Segmentación. Es muy interesante dentro del mundo de la publicidad online, la capacidad de segmentación del mercado potencial al que se dirige la compañía tan amplia con que se cuenta. Existe la posibilidad de segmentar como en los medios tradicionales: segmentación demográfica y geográfica; pero también puede realizarse una segmentación psicográfica, es decir, un estudio basado en la psicología, personalidad y estilo de vida (entre otros) del posible cliente.
Efectividad. Gracias a las redes sociales la publicidad llega a todas partes del mundo, sin fronteras y sin límites. El cliente potencial se encuentra ahí, esperando por los productos que las compañías ofrecen y que gracias al internet y a la precisa publicidad, pueden adquirir sin mayores problemas.
Confiabilidad. Actualmente los internautas se sienten confiados en adquirir productos en línea porque se han acostumbrado a dicho formato. Las empresas se han preocupado por generar buen ranking en cuanto a calidad y los consumidores creen en ellas y en sus productos.
Fácil medición. Medir el impacto de cada campaña se vuelve más sencillo gracias a las 
Permiten que el cliente potencial empatice con la empresa o con la marca. El cliente potencial puede darse cuenta de inmediato si la compañía es honesta en cuanto a su información institucional (misión, visión y valores), únicamente analizando las opiniones de otros clientes. Lo que la empresa promete, debe cumplirse. Si sus acciones, la opinión satisfactoria del cliente y su información institucional van de la mano y son íntegras, el cliente logrará empatizar con ella y sentir que esta es capaz de cubrir sus necesidades.
Logran que el cliente conozca los beneficios del producto o de la empresa. Lo que se ve no se juzga. Cuando varias personas han expresado el agrado por comprar en la compañía, debe ser cierto. Siendo así, no hay necesidad de que la empresa exprese por ella misma los beneficios; los clientes mismos lo harán por ella.
Resultan ser garantías de calidad. Las opiniones positivas son una muestra sólida y contundente de que lo prometido es cumplido, y de que la satisfacción del cliente es lo más importante para la empresa. Mejor garantía que un cliente que se expresa a favor de la organización, no existe.
Realizar encuestas de satisfacción. En este caso, este es el punto más común. Las encuestas de satisfacción pueden realizarse “presenciales” (cuando el cliente sale o entra a la empresa) o vía online. Algunas de las claves para que el cliente no sienta que está perdiendo el tiempo contestando la encuesta son:
Escuchar al personal de atención al cliente. Muchas veces, la mejor manera de conocer la opinión del cliente es escuchando la información de primera mano. Es decir, el personal de
Monitorizar y medir las opiniones en las redes sociales. Actualmente, una de las alternativas más efectivas e instantáneas. Existe feedback o retroalimentación al momento y el contacto con el cliente es más personal. Las sugerencias, quejas o demostraciones de satisfacción son reales y es muy imple monitorearlas y medirlas gracias a las herramientas con las que cuentan todas las redes sociales.


3. No se monitorean los comentarios del cliente. El cliente no es únicamente una estadística qué mostrar, debe humanizarse. Es importante conocer cómo percibe a la compañía (o marca), cuáles son sus expectativas al comprar el producto o servicio, qué es lo que desea, qué necesita, qué lo motiva.