¿Qué tan frecuente es necesario llamar a los clientes?
Siempre se ha comentado la importancia del seguimiento a los clientes, no siempre después de una negociación, sino también en cualquier momento que permita que la comunicación con el consumidor o posible consumidor sea fluida.
La frecuencia para llamar a los clientes varía dependiendo del contexto y de la situación. Por ello, es importante siempre tener en cuenta los siguientes puntos:
- Al día siguiente. Únicamente es conveniente comunicarse al día siguiente, si el día anterior el cliente se mostró realmente interesado en adquirir el producto o servicio, si hizo muchas preguntas, preguntó por ofertas, etc. Cuando un potencial cliente realiza demasiadas preguntas significa que necesita lo que se está ofreciendo, la espera para que tome una decisión no debe ser muy larga porque la emoción se disipa.
De 48 a 72 horas después. Si el cliente se mostró interesado, pero con muchas dudas para tomar la decisión, es necesario brindarle tiempo para pensar y no parecer muy “hostigoso” o desesperado por vender. La llamada puede ser muy casual y amigable preguntando cómo está y si ha pensado en la charla anterior. Es importante preocuparse por el cliente, no por la venta, el consumidor nota que el interés es únicamente por vender y puede terminar decepcionado.
Cada vez que exista alguna oferta. Se haya cerrado o no una venta con un posible cliente o con un cliente potencial, resulta muy valioso comunicarse con ellos cuando existe un descuento u oferta especial. No tiene que ser siempre a través de llamadas, un correo electrónico es menos invasivo y mantiene al cliente interesado en lo que se le puede ofrecer.
- Periódicamente. Cuando un cliente es asiduo de la empresa, es importante mantener el contacto frecuentemente, esto no significa estar pendiente 24/7, pero sí, por ejemplo, una vez al mes. Algunas veces solo por cortesía, preguntarlo cómo está, cómo va su trabajo y recordarle que se está a su servicio.
En este caso, también es pertinente comunicarse (como se comenta en el punto anterior) cuando se tengan descuentos, ofertas, premios, entre otros beneficios.
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De 48 a 72 horas después. Si el cliente se mostró interesado, pero con muchas dudas para tomar la decisión, es necesario brindarle tiempo para pensar y no parecer muy “hostigoso” o desesperado por vender. La llamada puede ser muy casual y amigable preguntando cómo está y si ha pensado en la charla anterior. Es importante preocuparse por el cliente, no por la venta, el consumidor nota que el interés es únicamente por vender y puede terminar decepcionado.
Cada vez que exista alguna oferta. Se haya cerrado o no una venta con un posible cliente o con un cliente potencial, resulta muy valioso comunicarse con ellos cuando existe un descuento u oferta especial. No tiene que ser siempre a través de llamadas, un correo electrónico es menos invasivo y mantiene al cliente interesado en lo que se le puede ofrecer. 
Reconocer la responsabilidad. En situaciones de inconformidad, es muy importante que el directivo, ejecutivo o supervisor encargado, asuma y reconozca que se ha cometido un error y que es necesario solucionarlo. Tener una actitud a la defensiva o negar la responsabilidad puede traer consigo tanto pérdidas en efectivo, como en clientes, y eso no es bueno para el negocio.
Dejar que exprese su insatisfacción. Escuchar atentamente sin interrumpir. Tener paciencia y permitir que se desahogue deja abierto el camino para conocer la situación y encontrar la solución más óptima.
Hacer preguntas. Hacer las preguntas que se consideren necesarias para encontrar soluciones inmediatas.
Buscar y comunicar una respuesta inmediata. Una vez que el cliente haya propuesto soluciones, se debe conversar con quien haga falta. Si la decisión la puede tomar el mismo directivo por sí solo, es importante que tome una decisión inmediata y la comunique al cliente y a todos aquellos directa o indirectamente relacionados con la situación. No siempre resultará una solución definitiva, pero al menos, puede ser un resultado momentáneamente satisfactorio, mientras puede darse una resolución definitiva.
Ofrecer compensación. Ahora bien, si la respuesta a la pregunta anterior es negativa, puede ofrecerse una compensación que convenga a ambas partes, por supuesto dependiendo de la situación.
Si el cliente es ocasional. Este tipo de clientes no son fieles a la empresa, van y vienen y no simbolizan ni representan grandes ganancias. Aunque es importante escuchar sus quejas y tomarlas en cuenta, probablemente no sea necesario resolverlas en ese preciso momento, aunque deben tomarse medidas para que, si la queja está bien fundamentada, pueda solucionarse a la brevedad.
El cliente es conflictivo. No desea razonar, no escucha y simplemente es un dolor de cabeza. Dejar ir a ese cliente es lo mejor para la salud mental, es muy posible que no sea la única empresa o negocio con quien lo haya hecho antes.