La liquidez de un negocio es la capacidad que tienes para hacer frente a tus obligaciones financieras a corto plazo, es decir, para pagar tus deudas, proveedores, impuestos, nóminas, entre otros.
De tal modo que la liquidez es un indicador de la salud financiera de un negocio y de su solvencia. Sin liquidez, tu negocio puede entrar en una situación de riesgo, e incluso de quiebra.
¿Cómo se puede mantener la liquidez de un negocio? No hay una fórmula mágica, pero sí hay algunas estrategias y consejos que pueden ayudar a mejorarla. En este artículo, vamos a ver algunos de ellos.
Aprende a gestionar el stock
Si tienes una tienda o vendes productos, una buena forma de mejorar la liquidez de tu negocio es aprender a gestionar el stock, es decir, la cantidad de productos que tienes almacenados para su venta. El stock es un activo que representa una inversión de dinero, pero también un coste de almacenamiento, mantenimiento y obsolescencia.
Por eso, es importante que gestiones tu stock de forma óptima, evitando tener un exceso o un defecto de productos. Un exceso de stock puede provocar una falta de liquidez, ya que tienes dinero inmovilizado en productos que no vendes. Un defecto de stock puede provocar una pérdida de ventas, ya que no puedes satisfacer la demanda de tus clientes.
Para gestionar tu stock, es importante que conozcas la demanda de tus productos, que lleves un control de las entradas y salidas de tu almacén, que utilices técnicas de inventario, que optimices el espacio y las condiciones de almacenamiento, que elimines los productos obsoletos o dañados, etc.
Controlar los ingresos y los gastos
El primer paso para mantener la liquidez de tu negocio es llevar un control riguroso de los ingresos y los gastos que se generan. Para ello, es necesario llevar una contabilidad al día, que refleje la situación real del negocio. Así, podrás conocer el flujo de caja, es decir, la diferencia entre los cobros y los pagos que se realizan en un periodo determinado.
El flujo de caja es un indicador clave de la liquidez de un negocio. Si es positivo, significa que el negocio genera más ingresos que gastos, y por tanto, tiene capacidad para afrontar sus obligaciones financieras. Si es negativo, significa que el negocio gasta más de lo que ingresa, y por tanto, tiene problemas de liquidez.
Para controlar el flujo de caja, es conveniente elaborar un presupuesto que proyecte los ingresos y los gastos que se esperan en el futuro, y compararlo con los resultados reales. Así, se podrá detectar posibles desviaciones y tomar medidas correctivas.
Es fundamental que lleves un registro detallado de todos los gastos que realizas y que los clasifiques por categorías, como gastos fijos, variables, operativos, financieros, etc.
De esta forma, podrás identificar aquellos gastos que son imprescindibles para el funcionamiento de tu negocio y aquellos que se pueden reducir o eliminar. También podrás establecer un presupuesto y ajustarte a él para evitar gastos innecesarios o imprevistos.
Optimizar el capital de trabajo
El capital de trabajo es la diferencia entre el activo corriente y el pasivo corriente de un negocio.
El activo corriente son los recursos que se pueden convertir en efectivo en un plazo inferior a un año, como las cuentas por cobrar, el inventario, la caja, etc.
El pasivo corriente son las obligaciones que se deben pagar en un plazo inferior a un año, como las cuentas por pagar, los préstamos, los impuestos, etc.
El capital de trabajo es otro indicador de la liquidez de un negocio. Si es positivo, significa que el negocio tiene suficientes recursos para cubrir sus deudas a corto plazo. Si es negativo, significa que el negocio depende de fuentes externas de financiación para operar.
Para optimizar el capital de trabajo, se pueden aplicar algunas medidas, como:
- Reducir el plazo de cobro a los clientes, ofreciendo descuentos por pronto pago, realizando seguimiento de las facturas, etc.
- Aumentar el plazo de pago a los proveedores, negociando condiciones favorables, aprovechando los descuentos por pronto pago, etc.
- Gestionar el inventario de forma eficiente, evitando el exceso o el defecto de existencias, aplicando técnicas de rotación, etc.
- Disponer de una reserva de efectivo para imprevistos, manteniendo un fondo de emergencia, solicitando una línea de crédito, etc.
Fomenta la facturación y el cobro rápido
Otra forma de mejorar la liquidez de tu negocio es fomentar la facturación y el cobro rápido de tus clientes. Para ello, es importante que factures de forma puntual y que establezcas unas condiciones de pago claras y favorables para tu negocio.
También puedes ofrecer incentivos a tus clientes para que te paguen antes, como descuentos, bonificaciones, regalos, etc. Asimismo, puedes utilizar medios de pago electrónicos, como transferencias, tarjetas o plataformas online, que agilizan el cobro y reducen el riesgo de impago.
Utiliza el endeudamiento a tu favor
El endeudamiento puede ser una herramienta útil para mejorar la liquidez de tu negocio, siempre y cuando lo gestiones de forma responsable y no te excedas. El endeudamiento consiste en obtener dinero prestado de una entidad financiera o de otra fuente, a cambio de devolverlo con unos intereses en un plazo determinado.
El endeudamiento te puede ayudar a financiar tu negocio, a cubrir necesidades puntuales de liquidez, a aprovechar oportunidades de inversión, etc. Sin embargo, también implica unos costes y unos riesgos que debes tener en cuenta, como el pago de intereses, el compromiso de devolución, el aumento del apalancamiento, etc.
Por eso, es importante que analices la conveniencia y la viabilidad de endeudarte, que compares las distintas opciones de financiación que existen en el mercado, que negocies las mejores condiciones posibles y que cumplas con tus obligaciones de pago.
Establece relaciones sólidas con proveedores y clientes
Otra estrategia para mejorar la liquidez de tu negocio es establecer relaciones sólidas y de confianza con tus proveedores y clientes. Los proveedores son los que te suministran los bienes y servicios que necesitas para tu negocio. Los clientes son los que te compran tus productos o servicios y te generan ingresos.
Tener unas buenas relaciones con tus proveedores y clientes te puede ayudar a negociar mejores condiciones de pago y cobro, a obtener descuentos o bonificaciones, a fidelizarlos y a generar una buena reputación para tu negocio.
Buscar fuentes alternativas de financiación
Otra forma de mantener la liquidez de un negocio es buscar fuentes alternativas de financiación que complementen el flujo de caja y el capital de trabajo. Estas fuentes pueden ser internas o externas.
Las fuentes internas de financiación son aquellas que provienen de los recursos propios del negocio, como:
- La reinversión de las utilidades, es decir, destinar parte de los beneficios a financiar el crecimiento del negocio.
- La venta de activos no esenciales, es decir, deshacerse de aquellos recursos que no son necesarios para la actividad del negocio, como maquinaria obsoleta, vehículos, locales, etc.
- La reducción de costos, es decir, eliminar o minimizar aquellos gastos que no aportan valor al negocio, como los gastos administrativos, los gastos de representación, los gastos financieros, etc.
Las fuentes externas de financiación son aquellas que provienen de agentes ajenos al negocio, como:
- Los préstamos bancarios, es decir, solicitar dinero a una entidad financiera, a cambio de pagar unos intereses y devolver el capital en un plazo determinado.
- El crowdfunding, que consiste en obtener dinero de una multitud de personas, a través de plataformas online, a cambio de ofrecer una recompensa, una participación o un producto o servicio.
- El factoring, que significa vender las cuentas por cobrar a una empresa especializada, a cambio de recibir un adelanto de efectivo, menos una comisión.
Conclusión
Mantener la liquidez de un negocio es fundamental para asegurar su viabilidad y su crecimiento. Para ello, se deben aplicar algunas estrategias, como controlar los ingresos y los gastos, optimizar el capital de trabajo y buscar fuentes alternativas de financiación. Estas medidas permitirán mejorar la salud financiera del negocio y su capacidad para afrontar sus obligaciones a corto plazo.
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