¿Cómo ser firme con el cliente?
Todo empresario o empleado sabe que el cliente es un activo muy importante y que merece completo respeto y comprensión. Sin embargo, algunos consumidores suelen ser un poco más complicados que los demás, debido a ciertos factores que pueden variar dependiendo del tipo de consumidor.
Es necesario tener un trato firme con el cliente en el momento en que se sienta que este se encuentra superando ciertos límites, por ejemplo: no se decide en mucho tiempo, da muchos rodeos, es grosero o altanero con los empleados, gasta recursos innecesariamente, etc.
Estas estrategias son un buen recurso inicial para comprender cómo tratar al cliente con firmeza y sin ahuyentarlo.
1. Tener presentes los límites. Únicamente el personal que se encuentre atendiendo al cliente conoce y establece los límites de trato, forma de trabajo y resultados. El cliente no debe imponerse ante el personal en ningún momento. No debe permitirse que sea el cliente quien establezca los plazos de entrega o ningún tipo de ajuste del negocio en ningún momento. En ese caso, lo mejor es explicarle amablemente las políticas de la compañía que sean necesarias y si se rehúsa, lo mejor será dejarlo ir. Nunca desautorizar al personal delante de este tipo de clientes.
2. Ser claros. Cuando ya se conocen los límites, es necesario darlos a conocer al cliente de forma comprensible y firme, que no quede lugar a ninguna duda. Así se evitarán lo más posible, futuras dudas y objeciones.
3. Tono de voz audible. No se debe confundir este punto; audible no significa gritar. El tono de voz es súper importante en una conversación. Tiene que ser suficientemente fuerte para ser escuchado, pero que no se sienta agresivo ni cortante. El nivel de decibeles también puede lograr que el receptor del mensaje (en este caso el cliente) no se distraiga porque no entiende, no escucha o el emisor es demasiado pasivo y lento al hablar.
4. Conversaciones audaces. Sostener conversaciones en las que el personal no tema expresar lo que observa, lo que piensa o la naturaleza de la propuesta comercial al cliente. En este tipo de conversaciones deben especificarse o recordarse los límites del primer punto, pueden aclararse dudas, hacer revisiones extras al contrato o resolver objeciones.
5. Saber decir NO. Existen situaciones en las que el cliente plantea ciertas objeciones o busca ciertos productos o servicios que, ya sea por políticas empresariales o porque no se cuenta con el recurso, resultan imposibles de satisfacer. Es ahí donde el personal tiene que saber explicar cordialmente las razones por las que no puede llevarse a cabo y entender que decir NO, a veces es la mejor solución.
6. Saber negociar. Si no es posible otorgarle al cliente lo que solicita, lo mejor que puede hacerse es ofrecerle algo que le pueda ser de utilidad. El cliente no se va con las manos vacías y la empresa queda bien a la vista del consumidor porque siente que se preocupa genuinamente por sus necesidades. Es muy importante saber negociar.
7. El foco principal es el cliente. Finalmente, no hay que olvidar que el cliente es, en definitiva, un elemento muy importante. Después de llevar a cabo los puntos anteriores, debe proporcionarse un seguimiento amistoso, superar constantemente sus expectativas, procurar un servicio de calidad y continuar siendo firme, directo y amable.
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