¿Cómo ayudan los reportes a la toma de decisiones en una empresa?
Un reporte empresarial es un documento que se utiliza para informar situaciones importantes para la toma de decisiones internamente o para dar a conocer datos de forma externa.
Cualquier tipo de reporte requiere de análisis exhaustivos para su preparación, elaboración y revisión, porque de la veracidad de dicho documento dependen varios procesos relevantes para la toma precisa de decisiones. Por ejemplo:
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Como ejemplo: estados de resultados y los balances generales. Por lo tanto, las decisiones se basan en cifras concretas bien identificadas y fáciles de interpretar.
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Además, proporciona datos claros sobre el medio publicitario más efectivo para el cliente potencial de la compañía, así pueden evitarse gastos innecesarios en medios que no aportan valor.
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4. Productividad y rendimiento del empleado. Son informes que determinan la cantidad de empleados de la organización, el costo de mantener en la compañía al empleado y, a grandes rasgos, lo que aporta a la compañía a nivel de producción.
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¿Cuál es la forma de tomar mejores decisiones?
La toma de decisiones es el proceso más importante de la compañía porque de ahí se desprenden todas las acciones de venta, compra, producción, administración, financiera, de marketing y todas las áreas requeridas para que la empresa funcione adecuadamente y se mantenga a lo largo del tiempo.
Tomar mejores decisiones conduce al éxito y abre los caminos de la expansión y el crecimiento. A continuación se presentan seis puntos a tener cuenta para que la toma de decisiones sea mejor y más eficiente:
Reducir el número de opciones. Es un hecho, cuantas más opciones existen, más se complica la toma de decisiones. Algunas veces se cuenta con demasiadas alternativas, varias de ellas poco relevantes. Es importante y necesario identificar las que no sean útiles y dejar únicamente aquellas opciones absolutamente relevantes para el logro del propósito u objetivo final.
Evitar escuchar demasiadas opiniones externas. Hasta cierto punto es bueno escuchar opiniones ajenas. Sin embargo, debe aprenderse a escuchar solo las que son justas, es decir, no demasiadas que nublen la mente de quien deba tomar la decisión, al punto de no escucharse a él mismo. Si bastante gente opina, hay que aprender a ignorar aquellas voces que no traen consigo beneficio alguno.
- Analizar ventajas y desventajas de cada opción. Una buena idea puede ser escribir las opciones seleccionadas y detallar las ventajas y desventajas que tiene cada una de las opciones. Siempre es más fácil observar y considerar alternativas, si estas se encuentran por escrito.
- I
dentificar el propósito real de la decisión. Una decisión tomada a ciegas, nunca será buena. Lo esencial es conocer el objetivo real detrás de cada decisión, el propósito fundamental a conseguir una vez tomada dicha resolución final.
- Ser flexible. Mente abierta siempre. Si alguna alternativa funcionó anteriormente, nada asegura que podría volver a funcionar. Las resoluciones pasadas son pasadas y no deberían influir en la toma de decisiones del presente, a menos que pueda rescatarse algún aprendizaje o algún método muy puntual, pero es necesario saber discernir cuando hay que cambiar de estrategias.
- Ser flexible también indica prepararse para asumir riesgos, los riesgos que tomar cualquier decisión implica todo el tiempo.
Siempre tomar responsabilidad de cada decisión y acción ya tomada. Una vez que se han seguido los puntos anteriores, lo único que resta es aceptar el riesgo y asumir la responsabilidad. Si todo lo antes mencionado se realiza adecuadamente, difícilmente la decisión resultará errada, sin embargo, comprometerse con el resultado sea cual sea, es primordial y un paso que todo líder debe afrontar.
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Reducir el número de opciones. Es un hecho, cuantas más opciones existen, más se complica la toma de decisiones. Algunas veces se cuenta con demasiadas alternativas, varias de ellas poco relevantes. Es importante y necesario identificar las que no sean útiles y dejar únicamente aquellas opciones absolutamente relevantes para el logro del propósito u objetivo final.
Evitar escuchar demasiadas opiniones externas. Hasta cierto punto es bueno escuchar opiniones ajenas. Sin embargo, debe aprenderse a escuchar solo las que son justas, es decir, no demasiadas que nublen la mente de quien deba tomar la decisión, al punto de no escucharse a él mismo. Si bastante gente opina, hay que aprender a ignorar aquellas voces que no traen consigo beneficio alguno.
dentificar el propósito real de la decisión. Una decisión tomada a ciegas, nunca será buena. Lo esencial es conocer el objetivo real detrás de cada decisión, el propósito fundamental a conseguir una vez tomada dicha resolución final.
Siempre tomar responsabilidad de cada decisión y acción ya tomada. Una vez que se han seguido los puntos anteriores, lo único que resta es aceptar el riesgo y asumir la responsabilidad. Si todo lo antes mencionado se realiza adecuadamente, difícilmente la decisión resultará errada, sin embargo, comprometerse con el resultado sea cual sea, es primordial y un paso que todo líder debe afrontar.